martes, 19 de julio de 2011

Un poco de mi

Todo comenzó una noche, me desperté con un dolor en la cabeza y una especie de calambres en mis extremidades izquierda, recuerdo remotamente que alguien me preguntaba por mi nombre y después me desperté en la cama de un hospital, totalmente confuso y desorientado.
Según supe después, había sufrido un derrame cerebral, me operaron a vida o muerte y permanecí varios días en coma en la UCI.
Me trasladaron a otro hospital donde debería mas adelante comenzar la rehabilitación, tenía paralizado el lado izquierdo, todo para mi era como una pesadilla, no entendía nada, me hablaban mis familiares pero yo casi no les comprendía. Poco a poco me fui dando cuenta de mi situación y una tarde estando solo en mi habitación y a pesar de ser cristiano evangélico, lloré de desesperación y le dije a Dios por que no me había dejado morir en la mesa de operaciones, pues ya no servía para nada y sería un estorbo para mi familia.
Después me desperté y pedí perdón y le dije a Jesús que fuese mi Roca donde yo poder agarrarme y me diese fuerza para superar cualquier obstáculo; en los siguientes días, me encontraba desorientado, me costaba mucho trabajo concentrarme en algo, mi mirada era errática, pero tuve la gran suerte de contar con mi sobrina Rocío, que estaba estudiando sicología y con la ayuda de una profesora suya, venía todas las tardes y me ponía una serie de ejercicios, dibujos, números sumas etc. que para mi eran un verdadero martirio, pues yo me afanaba en hacerlos, pero me costaban un gran trabajo, así casi dos meses, conforme iba progresando me animaba y así hasta llegar a la normalidad.
Después comprobé que eran cosas básicas algunos de niños de párvulos, que me hicieron un gran bien, lo triste es que esta terapia no esté al alcance de todos y sea un apoyo normal para este tipo de pacientes.
También, comenzaron a llevarme al gimnasio a diario, me acostaban en una camilla y comenzaban a moverme el brazo y la pierna entre otros ejercicios, si me decían que estuviera 10 minutos haciendo algo yo estaba 20 y así durante tres meses hasta que por fin pude ponerme en pié y abandonar la silla de ruedas parcialmente.
Me dieron el alta del hospital y desde mi casa me llevaban  tres veces por semana a recuperación y así durante un año, sin faltar un solo día.

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